
Los médicos especializados en cuidados paliativos o enfermedades crónicas son fundamentales en este modelo de atención, asegurándose de que se utilicen los medicamentos adecuados para controlar el dolor, la fatiga y otros síntomas molestos. Además, el médico también está atento de que se respeten las decisiones del paciente sobre su tratamiento. En muchos casos, trabajan estrechamente con otros especialistas para ajustar el plan de cuidados a medida que evolucionan las necesidades. Esta atención personalizada permite ofrecer un tratamiento eficaz que va más allá de la curación, buscando siempre la mejora de la calidad de vida.
El personal de enfermería, por su parte, tiene un papel crucial. Los enfermeros no solo administran medicamentos, sino que también están al lado del paciente a lo largo de todo el proceso, brindando asistencia constante. Su papel va más allá de las tareas clínicas, ya que muchas veces son ellos los que ofrecen el apoyo emocional que tanto necesita el paciente y sus familiares. El cuidado del dolor, la supervisión del estado general y la educación a la familia para proporcionar atención en casa son algunas de las funciones que desempeñan.
Sin embargo, el cuidado no se limita únicamente a la parte física. La salud emocional y psicológica también es vital. Los psicólogos y terapeutas, en este sentido, ayudan a los pacientes a lidiar con el miedo, la ansiedad y la depresión que surgen al enfrentarse a una enfermedad grave o terminal. El acompañamiento permite que tanto el paciente como sus seres queridos puedan afrontar de manera más saludable los retos emocionales.

Otro de los actores clave en el cuidado continuo es el trabajador social, quien ofrece apoyo a la familia en la gestión de recursos y servicios. Muchas veces, las familias necesitan orientación sobre cómo acceder a servicios de salud, cuidado domiciliarios, apoyo psicológico o incluso sobre los derechos legales del paciente.
No olvidar también a los voluntarios, son los que con su presencia y apoyo, brindan una sensación de compañía. Su labor va más allá de las tareas cotidianas; su capacidad de ofrecer apoyo emocional y estar presentes puede hacer una gran diferencia. Ellos están ahí ayudando a aliviar la carga emocional y física de la familia y les hacen sentir un ambiente cálido y humano. Creando un entorno en el que la dignidad y el respeto sean siempre la prioridad.
El cuidado continuo es una forma de asegurar que el paciente se sienta apoyado, comprendido y acompañado a lo largo de todo su proceso, permitiéndole vivir con la mayor calidad de vida posible, independientemente de las circunstancias. Por eso en el Hospital Internacional de Colombia tenemos a los mejores especialistas y sobre todo unos grandes seres humanos.






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