
El pie plano no debe limitar tu vida. Informarse al respecto ayuda a encontrar el tratamiento adecuado para evitar momentos dolorosos. Conoce cómo vivir con esta condición.
Para muchas personas caminar se puede convertir en una tortura silenciosa debido a una condición común conocida como el pie plano. Si alguna vez te has preguntado por qué tus pies se cansan con facilidad, o por qué sientes dolores inexplicables en piernas y espalda, es posible que el pie plano tenga algo que ver.
Para entender el pie plano, es importante conocer la anatomía de esta extremidad. Normalmente, contamos con un arco interno que actúa como un amortiguador, crucial para distribuir el peso y proporcionar flexibilidad al caminar. En el pie plano, este arco se aplana, lo que produce que la totalidad de la planta del pie haga contacto con el suelo.
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Existen principalmente dos tipos de pie plano: el flexible, donde el arco se manifiesta al levantar el pie, pero desaparece al apoyar peso, y el pie plano rígido, que ocurre cuando el arco está ausente en cualquier posición. Las causas son tan variadas como los síntomas. En los niños, es una fase normal del desarrollo, ya que el arco se forma progresivamente. Sin embargo, en los adultos, factores genéticos, lesiones en tendones o ligamentos, el desgaste natural por envejecimiento, e incluso condiciones médicas como la artritis reumatoidea o la obesidad, pueden contribuir al desarrollo de pie plano.
Aunque no siempre causa dolor, los síntomas pueden ir desde fatiga y dolor en la planta del pie, especialmente en el talón, hasta hinchazón en los tobillos y problemas de equilibrio. Muchas personas también reportan dolores asociados en rodillas, caderas y espalda baja, ya que el pie plano puede alterar la biomecánica de la marcha.
El manejo del pie plano implica un enfoque integral. La elección del calzado adecuado es fundamental: zapatos con buen soporte para el arco, evitar tacones altos y zapatos planos, y el uso de plantillas ortopédicas personalizadas pueden marcar una gran diferencia. Los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, así como el mantenimiento de un peso saludable, complementan estas medidas. En casos donde el dolor persiste, la fisioterapia, los medicamentos y, en situaciones más complejas, la cirugía, pueden ser opciones de tratamiento.
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Sin embargo, es importante también desmitificar algunas creencias erróneas. Por ejemplo, cuando se menciona que todos los pies planos producen dolor, debe aclararse que no es cierto. No todas las personas con esta condición presentan dolor; o en el caso de muchos niños, en donde se precisa que, si el arco no se desarrolla naturalmente, debe realizarse una intervención para cambiar.
No obstante, es esencial prestar atención a las señales de alerta y buscar la opinión de un especialista si el dolor es recurrente, se notan cambios en la forma del pie o hay dificultad para caminar. El pie plano no tiene por qué ser una sentencia de dolor y limitación. Si sientes que tu calidad de vida se ve afectada por esta condición, consulta con nuestros especialistas, en el Hospital Internacional de Colombia contamos con un equipo especializado en pie, tobillo y miembro inferior.





