¡No le des más vueltas! Cuando pensar pasa de lo natural a lo perjudicial

Sobrepensar, una situación tan común como agotadora, puede parecer cotidiana, pero sus efectos en la salud mental son profundos y, en cierto punto, negativos.

El acto de sobrepensar se define como la tendencia a reflexionar excesivamente sobre situaciones, problemas o emociones. Aunque pensar en nuestras experiencias o planificar el futuro es necesario y natural, el exceso de ello puede llevarnos a una situación en la que puede afectarnos más de lo que soluciona.

El impacto de esta actividad en la salud mental no es algo que deba pasar inadvertido. Quienes tienen esta tendencia a pensar más de la cuenta, son más propensos a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión . Esto no solo incrementa la probabilidad de experimentar episodios depresivos, sino que también prolonga su duración. Además, el sobrepensar no proporciona soluciones reales, más bien nos mantiene en un ciclo de dudas y autocrítica que dificulta la acción.

¿Necesitas ayuda?

El cerebro, en estado de sobrepensamiento crónico, experimenta cambios fisiológicos, como un desequilibrio hormonal, por ejemplo. Esto no solo afecta el estado de ánimo, sino también funciones esenciales como el sueño, la concentración y el sistema inmunológico. En términos cotidianos, sobrepensar literalmente agota al cuerpo, además de la mente.

Las redes sociales también juegan un papel significativo, ya que nos mantiene en una situación donde estamos comparando nuestras vidas con las de los demás y vivimos con la presión constante de cumplir con expectativas, reales o imaginadas.

¿Cómo controlar el exceso de pensamientos?

No se trata de intentar silenciar la mente, sino de redirigirla. La práctica del mindfulness, por ejemplo, ha ganado terreno en los últimos años como una herramienta efectiva para combatir este hábito. La meditación consciente reduce significativamente los niveles de estrés y ansiedad. Al centrar la atención en el momento presente, se rompe el ciclo de pensamientos repetitivos que caracteriza al sobrepensar.

Buscar apoyo también es fundamental. Hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede aliviar la carga mental. Además, desarrollar hábitos saludables, como el ejercicio físico regular, también puede tener un impacto positivo. La actividad física no solo libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo, sino que también desvía la atención de los pensamientos obsesivos.

Pensar en exceso es un hábito aprendido, y como tal, puede ser desaprendido. Requiere tiempo y paciencia. Liberar la mente del peso del exceso es un acto de autocuidado que abre espacio para la creatividad, la conexión y la paz.