Blog

Cita con tu bienestar

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando sufrimos una crisis de epilepsia?

Image

La epilepsia es un trastorno neurológico común que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida. Puede provocar convulsiones, comportamientos inusuales y alteraciones de las funciones motoras o sensoriales del cuerpo, y en algunos casos, pérdida de la conciencia. La enfermedad interrumpe la actividad cerebral normal y genera descargas eléctricas excesivas y desordenadas entre las neuronas. Aprende más sobre esta enfermedad neurológica crónica y sus síntomas. 

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando sufrimos una crisis de epilepsia? 

La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central que puede afectar tanto a hombres como a mujeres de todas las edades. Es la enfermedad neurológica más frecuente a nivel global afectando a más de 50 millones de personas en todo el mundo. 

La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica en la que la actividad cerebral normal se altera o se interrumpe, provocando crisis epilépticas caracterizadas por convulsiones o períodos de comportamiento inusual, alteraciones de las funciones motoras o sensoriales del cuerpo y, a veces, pérdida de la conciencia. 

En condiciones normales, el cerebro genera continuamente pequeñas descargas eléctricas siguiendo un patrón ordenado. Estos impulsos viajan a través de las neuronas - la red de células nerviosas del cerebro - y por todo el cuerpo a través de mensajeros químicos llamados neurotransmisores. La epilepsia interrumpe esta comunicación a través de descargas eléctricas excesivas y desordenadas - como una tormenta impredecible – de neuronas en una o más áreas del cerebro. Esta interrupción provoca cambios perceptibles a nivel de la conciencia (incluida la pérdida de la conciencia), las sensaciones, las emociones y los movimientos musculares. 

En la gran mayoría de los casos, la causa de la epilepsia es desconocida. Cuando se logra identificar una causa, generalmente se relaciona con alguno de estos factores: 

  • Genética: algunos tipos de epilepsia son más propensos a ser heredados, y ciertos genes pueden aumentar el riesgo de epilepsia.
  • Anomalías cerebrales: los tumores, malformaciones vasculares y trastornos del desarrollo, pueden causar epilepsia.
  • Trauma craneal: las lesiones en la cabeza resultantes de accidentes u otros eventos traumáticos pueden causar epilepsia.
  • Infecciones: las infecciones cerebrales como la meningitis, el VIH, la encefalitis viral y las infecciones parasitarias pueden llevar a la epilepsia.
  • Lesiones prenatales: el daño cerebral asociado a una mala nutrición, deficiencias de oxígeno o infecciones en la madre durante el embarazo puede producir epilepsia. 
Image

Las crisis epilépticas pueden variar dependiendo de la parte del cerebro involucrada y pueden ocurrir incluso cuando la persona está dormida. Pueden ser desencadenadas por el estrés u otros factores que incluyen: 

  • Problemas de sueño
  • Alcohol, drogas recreativas.
  • Cambios hormonales.
  • Enfermedad, fiebre.
  • Luces o destellos intermitentes.
  • No comer comidas saludables y equilibradas o saltarse comidas.
  • Deficiencias de vitaminas y minerales.
  • Sobreesfuerzo físico.
  • Ciertos alimentos como la cafeína.
  • Deshidratación.
  • Ciertos medicamentos como la difenhidramina (utilizado para las alergias y los síntomas del resfriado).
  • Dosis perdidas de medicamentos anticonvulsivantes. 

Las crisis epilépticas se clasifican como parciales (focales) o generalizadas, según cómo y dónde comienza la actividad cerebral anormal. Los síntomas de la epilepsia pueden comprender: pérdida temporal de la conciencia, movimientos musculares bruscos, confusión, cambios en la percepción sensorial, malestar estomacal y síntomas psicológicos como miedo o ansiedad. 

Por lo general, se requieren al menos dos crisis epilépticas, no provocadas por otra enfermedad conocida, que ocurran en un lapso mayor a 24 horas para poder hacer un diagnóstico de epilepsia. No obstante, un diagnóstico completo implica revisar con cautela todos los síntomas, la historia clínica y realizar varios exámenes para determinar el tipo de epilepsia y la causa de las crisis. Uno de los exámenes más comunes utilizados para diagnosticar esta condición es el electroencefalograma (EEG), que mide la actividad eléctrica del cerebro para detectar patrones anormales relacionados con las crisis. 

Aunque muchos factores que desencadenan las crisis epilépticas están fuera de nuestro control, hay buenas noticias: ¡existen tratamientos eficaces! Los medicamentos anticonvulsivantes, las dietas especiales, las cirugías de epilepsia y los dispositivos para detener las crisis son algunas de las opciones disponibles para manejar esta enfermedad. Si bien es cierto que aún no existe una cura para la epilepsia, la clave de su control consiste en participar activamente en el manejo de la enfermedad al adoptar un estilo de vida saludable y seguir las indicaciones de los especialistas, quienes pueden ayudar a ajustar el tratamiento según las necesidades individuales de cada persona para lograr llevar una vida libre de crisis.

Image
Hospital internacional de Colombia HIC Jpint Commission
Hospital internacional de Colombia