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Rompiendo los estigmas sociales sobre la cesárea

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En el camino hacia la maternidad , cada mujer enfrenta sus propios desafíos y triunfos. Para algunas, la cesárea se convierte en una parte esencial de su historia de nacimiento, un procedimiento que, aunque en ocasiones es necesario y a menudo ha salvado innumerables vidas de madres y bebés, está lleno de prejuicios o estigmas sociales que afectan tanto la salud emocional de la mujer como a la percepción colectiva de este procedimiento.

Uno de los estigmas más prevalentes es la creencia de que la cesárea es una salida fácil en comparación con el parto vaginal . Esta percepción minimiza los riesgos y las dificultades asociadas con la cesárea, que es una cirugía mayor con implicaciones significativas para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cesárea implica riesgos como infecciones, hemorragias y complicaciones anestésicas, incluyendo la recuperación, que también puede ser prolongada y dolorosa, con restricciones físicas significativas durante semanas o incluso meses. Ignorar estos aspectos y etiquetar este procedimiento como una elección fácil es una simplificación injusta que subestima la experiencia y el esfuerzo de las mujeres que se someten a ella.

Otro estigma significativo es la idea, que las mujeres que optan por una cesárea, o que requieren de ella por razones médicas, no son "verdaderas" madres o no han cumplido con el “verdadero dolor” del parto natural. Esta percepción es profundamente dañina y refuerza la idea de que hay una única manera correcta de dar a luz. La realidad es que cada parto es único, y las circunstancias que llevan a una cesárea pueden ser diversas y complejas; por tanto, condenar a las mujeres por no tener un parto vaginal ignora los desafíos y las decisiones informadas que ellas y los especialistas deben tomar para garantizar la mejor salud posible para madre e hijo.

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Además, los juicios sociales sobre la cesárea pueden llevar a que muchas mujeres se sientan fracasadas o inadecuadas. Esta percepción se ve alimentada por creencias culturales que exaltan el parto natural como la forma "correcta" o "superior" de dar a luz. Sin embargo, es esencial reconocer que la cesárea a menudo es una intervención indiscutiblemente necesaria y que cada tipo de parto tiene sus propias dificultades. Por otro lado, Las mujeres que se sienten presionadas por estas expectativas sociales pueden experimentar ansiedad, depresión postparto y una disminución en la autoestima, afectando su bienestar emocional y su capacidad para disfrutar de la maternidad.

Para algunas madres desinformadas la recuperación de una cesárea puede percibirse menos dolorosa o más rápida que la de un parto vaginal. Aunque cada experiencia de parto es única, la recuperación de una cesárea puede ser particularmente desafiante debido a la naturaleza invasiva de la cirugía. Las mujeres que se someten a una cesárea pueden enfrentar dolor significativo, limitaciones en la movilidad o un mayor riesgo de complicaciones postoperatorias y comparar de manera simplista estos dos procesos, no sólo es inexacto sino también poco justo para las mujeres que están pasando por este camino de recuperación.

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Aunque en este caso, se apunta sin duda alguna a la capacidad de las madres, existen también mitos persistentes sobre la salud de los bebés nacidos por cesárea. Algunos creen que estos bebés son menos saludables que los nacidos por parto vaginal; si bien algunos estudios han señalado diferencias en algunos aspectos, la salud de un bebé depende de una multitud de factores, incluyendo la genética, el entorno y los cuidados después del nacimiento.

En definitiva, los estigmas sociales sobre la cesárea son variados y profundamente arraigados, impactando negativamente en las mujeres que se someten a este procedimiento, sin embargo, es crucial desafiar estas percepciones erróneas a través de la educación, el apoyo y la empatía, reconociendo que no hay una única forma correcta de dar a luz, cualquiera que sea se lleva el merito. Si deseas más información comunícate con las líneas de atención del Instituto para el Cuidado de la Mujer del HIC (607) 6380505 o al 3242432326 , o escribe al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. .

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