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Comer mejor para vivir más: beneficios de una buena alimentación

Dejar de fumar, realizar actividad física y aprender a comer mejor son algunos de los cambios importantes que se deben hacer para disfrutar de una vida saludable a largo plazo. Se estima que cada año los malos hábitos alimentarios son responsables de alrededor de 11 millones de muertes y 225 millones de discapacidades en todo el mundo.

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Con el tiempo hemos visto cómo la esperanza de vida, un indicador que refleja la salud de la población, ha aumentado: en 1950 las personas vivían en promedio hasta los 50 años mientras que para el 2021 en Colombia, este valor subió a 80 años para las mujeres y 73,7 años para los hombres, según lo informó el DANE. Este cambio ha llevado a una redistribución demográfica que se ha acompañado de un incremento significativo de la población mayor de 70 años y ha traído consigo la aparición de enfermedades crónicas, debilitantes, que suelen acentuarse al final de la vida. Aunque vivir más tiempo es un objetivo fundamental del ser humano, vivir bien y libre de enfermedades es aún más importante.


Un estudio realizado en la Universidad de Bergen, Noruega y publicado recientemente en la revista PLOS MEDICINE, describe un modelo que muestra cómo la implementación de hábitos saludables de alimentación afecta la longevidad. En este estudio los autores proponen el uso de la calculadora interactiva y gratuita Food4HealthyLife (disponible en inglés en: https://food4healthylife.org/) para estimar el impacto de la dieta sobre la esperanza de vida según la edad y el género.
 
Dentro de los hallazgos más importantes tenemos:
 
  1. La implementación de una dieta rica en frutas y verduras ayuda a ganar años de vida sin importar la edad.
  2. Cuando un adulto joven mejora sus hábitos alimentarios, puede aumentar hasta en 10 años su esperanza de vida.
  3. No hay límite de tiempo para empezar a cambiar el tipo de dieta que se consume. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para obtener sus beneficios.
  4. Preferir los alimentos ricos en color, las grasas insaturadas y sustituir los productos de origen animal por alimentos de origen vegetal.
  5. Dentro de los hábitos que más se relacionaron con el aumento de la esperanza de vida están: el consumo de abundantes verduras, granos enteros y nueces; comer menos carnes rojas y procesadas.
  6. Con el cambio en el tipo de alimentación, el mayor aumento en la esperanza de vida se observó en las personas de 20 años: hasta 13 años en hombres y hasta 11 años en las mujeres.
  7. Con el cambio en el tipo de alimentación, las personas de 60 años tuvieron un aumento promedio de 8 años en la esperanza de vida.
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Aunque esta herramienta brinda información valiosa, sólo tiene en cuenta el efecto del tipo de alimentación sobre la longevidad, por lo que se debe interpretar con cautela ya que la esperanza de vida no sólo depende del tipo de alimentación sino de múltiples factores. No obstante, esta calculadora podría resultar de gran utilidad, tanto para las personas como para las entidades de salud, porque ayudaría a estimar el riesgo relativo de enfermedad asociado al tipo de alimentación y a tomar mejores decisiones a la hora de escoger los alimentos que se consumen.
 
Numerosas investigaciones han mostrado que aquellas personas que no cambian su estilo de vida, al no adoptar hábitos más saludables, tienen mayores probabilidades de morir prematuramente, por ejemplo, de cáncer o de enfermedades cardiovasculares. Este estudio recalca una vez más el papel fundamental de la alimentación como uno de los pilares de una vida saludable y tal vez más larga.
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