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Instituto de Medicina Preventiva - IMAP

¿Cómo establecer una rutina y crear hábitos saludables?

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Usualmente asumimos que aquellas personas que siempre pueden hacer ejercicio, comer alimentos saludables, ser excepcionales como padres y en su trabajo, deben tener un autocontrol sobrehumano. No obstante, la ciencia apunta a que lo que confundimos con la fuerza de voluntad es un sello distintivo de hábitos y costumbre

Consolidar una rutina diaria es una inversión propia que brinda muchos beneficios: puede ayudarnos a establecer prioridades, limitar la procrastinación, realizar un seguimiento de las metas y hacernos más saludables. Además, contribuye a que creemos un impulso en los días en que sentimos que no contamos con la energía para mantenernos. De esta manera, disminuimos la dependencia que tenemos de la fuerza de voluntad y de la motivación porque, como dice Tynan, el autor de Superhuman by Habit, los hábitos son “acciones que realizamos repetidamente con poco o ningún esfuerzo o pensamiento”. 

Vale la pena mencionar que las rutinas pueden ser placenteras y satisfactorias, y su provecho para la salud hace que nos preguntemos por qué no comenzamos antes. Una rutina permite que manejemos el estrés de manera más efectiva; nos facilita un horario de sueño y la construcción de hábitos a la hora de acostarnos –lo que a su vez se traduce en una mejor salud mental, bienestar emocional y energía–; hace que podamos comer más sano, al tomarnos el tiempo para planificar viajes al supermercado y pensar qué alimentos y comidas saludables podemos incorporar a nuestra vida cotidiana; y nos ayuda a mantenernos activos cuando logramos incluir un programa de ejercicios. 

Los científicos del comportamiento que estudian dicha formación de hábitos manifiestan que muchos de nosotros tratamos de crearlos de la manera incorrecta, haciendo resoluciones sin dar los pasos necesarios que puedan prepararnos para tener éxito. Los expertos recomiendan que debemos definir lo que queremos incluir en nuestra rutina: ¿Hacer más ejercicio? ¿Dejar de fumar? ¿Leer todos los días? ¡Priorizar lo que es fundamental para nosotros antes de iniciar, es clave! Y es que aquí hay algo realmente importante a tener en cuenta: lo que funciona para otra persona, puede que no funcione conmigo. Por ende, es fundamental elegir las actividades que más resuenen con nosotros, las que nos empujen a convertirnos en lo mejor que somos capaces de ser y continuar haciéndolas.

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De acuerdo con un artículo de ‘The New York Times’, la mejor manera de formar un nuevo hábito es atarlo a uno ya existente; es decir, es necesario buscar patrones en el día a día y pensar de qué manera usar los hábitos existentes para crear otros nuevos y positivos. Para muchos de nosotros, la rutina matutina es la más sólida, por lo que representa un momento ideal para acumular un nuevo hábito. Para citar un ejemplo: una taza de café por la mañana puede crear una gran oportunidad para comenzar una nueva práctica de meditación de un minuto. 

Hay que mencionar también que la forma en que definimos el objetivo que esperamos convertir en hábito es crucial: debemos ser específicos sobre lo que pretendemos hacer exactamente y con qué frecuencia. En vez de decir: “me ejercitaré regularmente”, conviene afirmar: “realizaré ejercicio 20 minutos todos los días”. 

Asimismo, se recomienda establecer metas pequeñas, dividir cada meta grande en metas más cortas –si bien es emocionante abordar un gran objetivo, es lo que a menudo conduce al fracaso a medida que asumimos demasiado–. Si nuestro objetivo general es comer comidas más saludables, comencemos por cambiar una cosa al día, todos los días, para generar confianza. Tener un objetivo del tamaño de un bocado hace que sea menos desalentador iniciar y más fácil ver el progreso. 

Diseñar un plan es una buena alternativa para lograrlo: comenzar poco a poco puede construir sobre logros simples y si lo escribimos en un calendario, casi como una cita, resulta más fácil: crear un calendario visual que podamos tachar cada día que completemos la tarea es un excelente plan; la mayoría de las personas no quieren ver un vacío de actividades en su calendario. 

Cabe destacar que tener una rutina no significa cambiar la forma en que vivimos. Se trata de adherir hábitos más saludables a lo que hacemos, por nosotros mismos y por quienes nos rodean. Cuando practicamos buenos hábitos, mantenemos relaciones positivas, buena higiene y una mejor salud.

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